Fecha: 27 de octubre de 2013
Estrenos: Sinceramente, no me acuerdo. Esta salida ya tiene su solera.
Ruta: El paredón
Distancia: 40,49 kms.
La cosa empezó a eso de las 8h como ya es tradición en casa (me escamó que, por primera vez, Santonja se trajera la bici en coche: él sabía que la cosa iba a ser dura). Tras la bajadita del monte de Boadilla y llegados a la urbanización de Villafranca del Castillo, nada nos hacía sospechar a las víctimas (unos confiados Joseli y un servidor) la que se nos venía encima, entramos en una variante, como gusta de llamar Santonja, que nos hizo pasar por un paseo de acacias centenarias, bien bonitas, cerca de la Universidad Camilo José Cela y que desembocó en un precioso camino que corría paralelo al Guadarrama: el ánimo y las fuerzas seguían en plenitud.
Desembocamos en los alrededores de «El Mosca Hilton», momento en el que Joseli desató su nostalgia por sus tiempos de juventud en los que solía visitarlo y abordamos el tema comida y salidas. Todo transcurría sin mayores contratiempos. Al poco, cruzamos el Guadrarrama por un puente histórico y ……empezó la pesadilla: unas cuestas que ni las cabras más entrenadas se suben. Un servidor, a los 50 metros, pone el pie en tierra y empuja, sin dignidad alguna, su bici y, cuando la pendiente bajaba de los 45º (escasas veces) pedaleaba persiguiendo sus pulmones. A mitad de camino, exhausto como pocas veces me tiro, literalmente, sobre una piedra y durante unos largos minutos intento recuperar el resuello, el aire….la vida. Los javieres suben como locos y Joseli mantiene el ritmo dignamente mientras que yo pienso en tirar la bici cuesta abajo y dedicarme a la contemplación como actividad más violenta. Todo un momento transcendental.
En llegando a la cima nos encontramos con un repecho «técnico», como le gusta decir a Santonja, que nos hace pensar seriamente a Joseli y a mí que estos chicos, los javieres, nos empiezan a caer mal. Una vez superado, otra vez empujando la bici esta vez Joseli, el 50% de los que llegaban en bici hasta allí y yo, llegamos a la cima donde Santonja llega casi al éxtasis viendo los modelos de bici que se calza el personal que llega hasta el lugar e incluso llega al flirteo con el poseedor de una bici de esas que le ponen con una horquilla de un solo brazo. Ramírez se saca un quesito y nos tomamos las fotos junto al letreo de «El Paredón» que resulta ser el nombre del sitio.
Al poco (un par de repechitos mortales de necesidad adicionales) coronamos la cima – la anterior no lo era realmente – y empieza la cuesta abajo. Aquí me reconcilio con la bici, los javieres y el resto del Universo: cuesta abajo de varios kms donde en mi postura huevo sobrepaso, en algunos momentos, los 48 km/h. IMPRESIONANTE. Bajamos en escasos minutos lo que tanto nos había costado subir. Llegamos directamente a Villanueva y, a sugerencia de Joseli, hacemos parada y fonda en la plaza del pueblo donde damos cumplida cuenta de pinchos de tortilla, coca colas, cafés y palmeras.
Tras la parada, volvemos a Boadilla y, crecidos por el castigo y picados con un ciclista que pasaba por el lugar, los javieres , con la inconsciencia más absoluta del resto del equipo, optan por ruta corta, y empinada, para subir el monte de Boadilla. Yo muero ya en el intento y pongo de nuevo pie en tierra. Tras unos últimos kms dramáticos en lo que poco queda ya de nuestras fuerzas llegamos a casa, más muertos que vivos, tras unos 40 kms para no olvidar, al menos yo.
Coñas aparte, el trayecto merece la pena, y habrá que trabajarlo alguna vez más. Los retos son los que nos hacen crecer……pero sugiero salida más tranquilita para el sábado que viene.