Archivo por meses: febrero 2014

El paredón

Fecha: 27 de octubre de 2013

Primera subida al Paredón

Primera subida al Paredón

Estrenos: Sinceramente, no me acuerdo. Esta salida ya tiene su solera.

Ruta:  El paredón

Distancia:  40,49 kms.

La cosa empezó a eso de las 8h como ya es tradición en casa (me escamó que, por primera vez, Santonja se trajera la bici en coche: él sabía que la cosa iba a ser dura). Tras la bajadita del monte de Boadilla y llegados a la urbanización de Villafranca del Castillo, nada nos hacía sospechar a las víctimas (unos confiados Joseli y un servidor) la que se nos venía encima, entramos en una variante, como gusta de llamar Santonja, que nos hizo pasar por un paseo de acacias centenarias, bien bonitas, cerca de la Universidad Camilo José Cela y que desembocó en un precioso camino que corría paralelo al Guadarrama: el ánimo y las fuerzas seguían en plenitud.

Desembocamos en los alrededores de «El Mosca Hilton», momento en el que Joseli desató su nostalgia por sus tiempos de juventud en los que solía visitarlo y abordamos el tema comida y salidas. Todo transcurría sin mayores contratiempos. Al poco, cruzamos el Guadrarrama por un puente histórico y ……empezó la pesadilla: unas cuestas que ni las cabras más entrenadas se suben. Un servidor, a los 50 metros, pone el pie en tierra y empuja, sin dignidad alguna, su bici y, cuando la pendiente bajaba de los 45º (escasas veces) pedaleaba persiguiendo sus pulmones.  A mitad de camino, exhausto como pocas veces me tiro, literalmente, sobre una piedra y durante unos largos minutos intento recuperar el resuello, el aire….la vida. Los javieres suben como locos y Joseli mantiene el ritmo dignamente mientras que yo pienso en tirar la bici cuesta abajo y dedicarme a la contemplación como actividad más violenta. Todo un momento transcendental.

En llegando a la cima nos encontramos con un repecho «técnico», como le gusta decir a Santonja, que nos hace pensar seriamente a Joseli y a mí que estos chicos, los javieres, nos empiezan a caer mal. Una vez superado, otra vez empujando la bici esta vez Joseli, el 50% de los que llegaban en bici hasta allí y yo, llegamos a la cima donde Santonja llega casi al éxtasis viendo los modelos de bici que se calza el personal que llega hasta el lugar e incluso llega al flirteo con el poseedor de una bici de esas que le ponen con una horquilla de un solo brazo. Ramírez se saca un quesito y nos tomamos las fotos junto al letreo de «El Paredón»  que resulta ser el nombre del sitio.

Al poco (un par de repechitos mortales de necesidad adicionales) coronamos la cima – la anterior no lo era realmente – y empieza la cuesta abajo. Aquí me reconcilio con la bici, los javieres y el resto del Universo: cuesta abajo de varios kms donde en mi postura huevo sobrepaso, en algunos momentos, los 48 km/h. IMPRESIONANTE. Bajamos en escasos minutos lo que tanto nos había costado subir.  Llegamos directamente a Villanueva y, a sugerencia de Joseli, hacemos parada y fonda en la plaza del pueblo donde damos cumplida cuenta de pinchos de tortilla, coca colas, cafés y palmeras.

Tras la parada, volvemos a Boadilla y, crecidos por el castigo y picados con un ciclista que pasaba por el lugar, los javieres , con la inconsciencia más absoluta del resto del equipo, optan por ruta corta, y empinada, para subir el monte de Boadilla. Yo muero ya en el intento y pongo de nuevo pie en tierra. Tras unos últimos kms dramáticos en lo que poco queda ya de nuestras fuerzas llegamos a casa, más muertos que vivos, tras unos 40 kms para no olvidar, al menos yo.

Coñas aparte, el trayecto merece la pena, y habrá que trabajarlo alguna vez más. Los retos son los que nos hacen crecer……pero sugiero salida más tranquilita para el sábado que viene.

La lluvia sólo moja

Fecha:   15 de febrero de 2014

En Madrid Río

En Madrid Río

Ruta: A la espera que me la pase Santonja

Kms recorridos:  45 (más o menos)

Estrenos:  Ninguno (la crisis….ya se sabe)

Incidencias: Al final me di cuenta de que había perdido una de mis calas….ya me decía yo que no se enganchaba al pedal.

Meteorología: Lluvia pero a base de bien y no mucho frío.

De nuevo quedamos a las 8 y media en el lugar habitual con la intención de irnos en coche a la Casa de Campo. Tras algunos minutos de incertidumbre, en la que mi único compinche de salida, Santonja, no aparecía, montamos las bicis y partimos a nuestra nueva aventura. Una de las pipiolas había estado jugando con su móvil y le había desconfigurado la alarma, como luego me explicó,

Una vez en el Lago partimos hacia Madrid Río y empezamos a recorrer el carril bici en el convencimiento de que se trataba del anillo ciclista de Madrid, primer error. Bajamos paralelos al Manzanares todo lo que, en su día, fue la M-30 y me pareció ver una lágrima de emoción en los ojos de Santonja al pasar al lado del Calderón, pero seguro que fue alguna gota de lluvia de las muchas que nos cayeron durante todo el camino. El paseo por esta zona nos encantó ya que, desde que soterraron la autovía, ninguno había pasado por esta zona y está irreconocible de lo que ha mejorado.

Seguimos dirección Sur hasta llegar a Embajadores donde, segundo error, no fuimos capaces de encontrar la continuación del carril bici y empezamos el callejeo: C/ Embajadores, Planetario, Méndez Álvaro, pasarela por encima de Avda. Cdad. de Barcelona para, pasando por debajo de la M-30 llegar a la Avda. de la Albufera. Aquí, y obsesionados por encontrar el carril bici que sabíamos corre paralelo a la M-40, nos subimos toda la dichosa avenida, cuesta arriba toda ella, pasando al lado del estadio del Rayo.

Al cabo de pedalear por calles, con demasiado tráfico y riesgo claro de nuestra integridad, llegamos al carril bici de nuevo y nos dirigimos paralelos a la M-40 dirección Norte hasta llegar a la Carretera de Valencia. Allí, tercer error, pensando seguir el carril bici, volvimos a la Avda. de la Albufera. Tras volver a subir la dichosa avenidita de marras, cogimos el carril bici dirección Sur, pasamos por Entrevías, el Pozo, llegamos a la Caja Mágica y, gracias a un espontáneo que se nos unió al pelotón, y que resultó había vivido en Aluche a escasos metros de Santonja en sus tiempos mozos, no nos perdimos.

Desde el Nudo Sur, aunque siempre por el anillo ciclista,  enganchamos con la Avda. de los Poblados, otra cuesta arriba importante, que subimos a buen ritmo hasta llegar a Aluche y desde allí, por una subida técnica como gusta de llamar Santonja, llegamos a una rampa que atravesaba la Carretera de Extremaduda a la altura de la desviación de Boadilla para, bordeando el muro de la Casa de Campo volvimos hasta la Puerta del Ángel y al Manzanares.

Una vez allí nos hicimos la foto de rigor con el Palacio Real y la Almudena de fondo – que subiré tan pronto como la consiga – para, finalmente, subir hasta el Lago donde, después de unos merecidos pinchos de tortilla y los consabidos torreznos, montamos las bicis y volvimos a casa. Ni que decir tiene que nos supieron a gloria tal como íbamos de empapados.

Lecciones aprendidas:

  • Poco ciclista los días de lluvia. Salvo un par de locos, no nos encontramos a casi nadie.
  • El callejeo no mola: habrá que prepararse algo más próximas salidas.
  • Hay que atornillar bien las calas.

El próximo reto:

Dar la vuelta completa a Madrid por el Anillo Ciclista. Parece que no son más de 65 kms y tiene muy buena pinta. A pesar de los cruces, cuando no corre por parques,el resto tiene su parte de subidas y bajadas que, sin ser una de nuestras salidas montañeras, es un buen paliativo para días de lluvia o mucho barro.

La semana que viene espero que más.

Un abrazo

Casa de Campo hasta Muro de El Pardo

Fecha:  8 de Febrero de 2014

Ruta: (no es realmente la que hicimos, pero se parece)

Kms recorridos:  25

Incidencia: Ninguna

Estrenos: Tampoco

Meteorología: Algo de lluvia pero sin frío

Este sábado Santonja y un servidor nos marcamos una salida cas testimonial . Ante la mala pinta del día, con amenaza de lluvia, optamos por ir en coche a la Casa de Campo y, desde el Lago, darnos un paseo más urbano que otra cosa. Aprovechamos para recorrer el carril bici en su tramo que corre paralelo a la M-30, de allí cruzamos por una pasarela al otro lado de la autovía para, atravesando la carretera de la playa, llegar a la cuesta donde Ramírez y Santonja se adentraron, con enormes esfuerzos, según ellos mismos cuentan, hacia el Monte de El Pardo en una salida anterior.  La verdad es que, a partir de ahí, poco más que destacar ya que nos dedicamos a callejear por Puerta de Hierro, llegamos a la Dehesa de la Villa, de ahí a  la Ciudad Universitaria,  pasamos por el Pº de la Florida y pasando por San Pol de Mar volvimos a La Casa de Campo donde, antes de volvernos, nos dimos un pequeño homenaje en forma de pincho de tortilla y torreznos que hizo que el balance entre lo gastado en pedalear e ingerido fuese nefasto para mi dieta. ¡Coño, lo que cuesta adelgazar!

Curiosidades de la vida, esa misma noche del sábado, vinieron a casa una amiga de mi 51% y su marido que vivían justo por la zona y al contarles nuestra «proeza» me indicaron que para evitar la cuesta mortal, que en el barrio conocen familiarmente como «la cuesta del colesterol«, existe una entrada mucho más atractiva (léase de menor pendiente) por la zona. Os paso mapa:

MapaAccesoElPardo

El truco está en que, en lugar de subir por la calle Fresnedillas, hay que seguir con la C/ Gavilanes y C/Siguero que da al mismo muro de El Pardo, pero sin horrible sufrimientos.

Sugiero prueba en próxima salida para comprobar si, efectivamente, la opción nos hace llegar a un nuevo monte por explorar sin dejarse los higadillos en el intento.

Ahí lo dejo a vuestra consideración en próximos salidas. La verdad es que la cosa, a priori, suena bien atractiva.

Como este día salimos los más feos y los menos tecnológicos,  no hay ni fotos ni rutas colgadas en webs que podamos compartir. Mi entrañable Nokia da para lo que da, qué le vamos a hacer.

La semana que viene espero que el pelotón sea más nutrido y podamos darle al pedal con un tiempo un poco más amigable.

Hasta la semana que viene