Archivo por meses: julio 2014

No era corzo, era gamo

Fecha:                  25 de julio de 2014

Sobre tunel de la M-40

Sobre tunel de la M-40

Meteorología:     Calor a raudales, como es normal en julio.

Distancia:             71,12 kms.

Asistencia:            4/8. Se nota que la panda empieza a huir de Madrid e irse de vacaciones.

Estrenos:               De momento ninguno aunque Jorge nos anuncia que ha picado y ya se ha encargado, para la vuelta del verano, una nueva Trek de la temporada 2015.

Ruta: Boadilla – El Pardo

A las 7:30h ya estaba el sol bien alto y el calorcito apretaba. La brisilla que, hasta ahora, siempre nos había acompañado no dió señales de vida esta mañana por lo que todo anunciaba día de calor sin matices. Insinúo que, para la próxima salida, lo mismo conviene quedar media hora más temprano, pero la mirada asesina de Tabasco me convence que no es buena idea.

Acomodados en la bici y ya decididos a completar la ruta de la semana pasada, nos lanzamos a través del Monte de Boadilla para atravesando el Monte del Pilar, con algún que otro error de orientación, llegar a la Casa de Campo y, desde ahí, en paralelo a la M-30, alcanzar la carretera del Pardo. Dejando a un lado el club deportivo Somontes, cogemos un camino que corriendo entre el Manzanares, a la izquierda, y los clubs de la carretera del Pardo a la derecha, nos lleva directamente al pueblo. Pocos metros antes de llegar, el amigo Santonja pincha. A diferencia de otras veces, quizás por la ausencia de Ramírez que a esas horas debe estar aún recuperándose de la incursión etílica por su pueblo, nos llevamos un buen rato en arreglar la avería. Fernando Alonso seguro que no nos contrata para su equipo de mecánicos de Ferrari por esta actuación.

Una vez en el Pardo, reconozco mi error ya que, tras una semana dando la lata con tomar una ración de corzo, descubro, con espanto, que lo que allí dan es gamo, y sólo en temporada. A pesar de esto, no nos venimos abajo y devoramos con gusto tortilla de patata y tostadas como ya viene siendo tradición. El lugar del refrigerio es esta vez el restaurante el Gamo donde Tabasco se retrata e invita en celebración por su reciente cumpleaños.

A la vuelta, Santonja, nos desvía de nuestra ruta de ida y nos lleva por una escarpada cuesta a través del monte para acabar con nuestros huesos justo en la boca de los túneles de la M-40. Siempre me había preguntado, y por los comentarios no era el único, cómo se podría llegar allí. Tantas horas de atasco diario mirando esa entrada al túnel dan para mucha reflexión tonta, la verdad. Tomamos la foto y seguimos preguntándonos si no habrá otro camino de vuelta a Boadilla que no nos obligue a volver por la Casa de Campo y sin tener que pedirle que nos deje pasar por el jardín de la Zarzuela a Juanca. Como no nos vemos con el ánimo exploratorio, decidimos volver por nuestro camino de siempre.

Tras una subida mortal por el calor más que por la pendiente, aunque tampoco ayudaba. volvemos a casa. Al lado del Palacio del Infante D. Luis descubro que se me ha roto un radio de la rueda posterior: como la suerte no es lo mío, es justo de los que está en el lado de los piñones. Una vez de vuelta a casa busco por Intenet cómo arreglarlo y, entre que hay que tener herramientas especiales para sacar los dichosos piñones de las que carezco,y que quiero asegurarme que la tengo para la semana que viene lista, no siendo mi vertiente manitas precisamente de las de ofrecer muchas garantías, opto por desmontar la rueda, meterla en el maletero del coche y esta tarde dejarla en manos de algún profesional.

Semana que viene, nueva salida…..ya contaremos.

«The dominguers»

Fecha: 19 de julio de 2014

Meteorología: Algunas nubes y brisa. De lo más agradable para darle al pedal.

Distancia: 63,06 kms.

Asistencia: 6/8. Nos faltan Tabasco, en Valencia devorando paellas, y Carlos, en Cádiz, degustando atunes.

Estrenos: Hemos estados comedidos esta semana y no estrenamos nada.

Ruta: Aproximación a El Pardo

De nuevo, este sábado, nos juntamos parte del pelotón ciclista para nueva ruta por los madriles. Esta vez no teníamos pensado el itinerario por lo que, tras un período de meditación un poco más largo de lo habitual, decidimos hacernos una Casa de Campo para llanear y hacer piernas. El día no puede ser mejor: no hace calor, algo de nubes y previsión de que se mantenga así hasta nuestra vuelta.

Sin muchas particularidades, y yendo por nuestra ruta habitual que, pasando por la Urbanización Las Lomas, nos lleva al monte de Boadilla, de allí a Majadahonda bordeando el campo de Golf de las Rejas, al Monte del Pilar, a Aravaca, a Pozuelo y, finalmente, a la Casa de Campo. Una vez allí, nos encontramos con más ciclista de los habituales: se ve que el buen tiempo anima al personal a pedalear. Animados, nosotros también, por la cantidad de gente que encontramos, decidimos dirigirnos hacia El Pardo en lugar de acercarnos a el lago como solemos hacer. Tiramos por el anillo verde y yendo en paralelo a la Carretera de las Dos Castillas primero y a  la M-30 después alcanzamos la carretera de El Pardo, que recorremos hasta el club Somontes donde Ramírez nos muestra el camino que lleva al pueblo. Como debemos estar de vuelta a una hora razonable, nos damos la vuelta pero nos marcamos el reto de completar el paseo en una próxima ocasión.

Ya de vuelta, nos adelantan unos «dominguers«, en palabras de Santonja ciclista esporádico que, normalmente en llano, se pica con nosotros, a los que hacemos pagar cara su osadía devolviéndoles la pasada a toda velocidad. Literalmente les quitamos las pegatinas. Este alarde nos hace estirar el pelotón que se reagrupa poco antes de llegar al lago. Desde allí empezamos la vuelta a Boadilla, todo subida, y con las piernas ya un poco cargadas por los kilómetros recorridos (más de los habituales).

Tras parada técnica a recuperar fuerzas, a base de tortilla y tostadas, volvemos a montar en las bicis un poco fríos y con las piernas, ya no como aliadas sino como pesos muertos y doloridos por el esfuerzo, volvemos a casa donde las cerves y la piscina compiten por nuestra atención.

Como aspectos más destacables de la salida, quizás la aproximación al lado oscuro de Jorge que, parece, empieza a sucumbir al discurso de «necesitas una nueva bici»….esta semana ya se ha acercado a alguna tienda a dejarse tentar y que, Santonja, impaciente como es, no se pudo esperar para llegar a El Pardo y el domingo volvió a enfundarse con los útiles de ciclista y completó la ruta en solitario.

Lo mismo este sábado la completamos todos.

 

Gustillo por las cuestas

Fecha: 12 de julio de 2014

Presa del Aulencia

Presa del Aulencia

Meteorología: Ni una nube y calor, lo propio del verano, vamos.

Distancia: 47,79 kms

Asistencia: 6/8

Estrenos: «Peazo» de nueva Specialized que se nos marca Carlos. Full equipe y, de acuerdo a nuestro experto en el tema (Santonja) sin ningún pero. Adicionalmente el niño se nos marca toda una equipación de la misma marca a la que no le faltaba un perejil.

Ruta: Presa de Aulencia

Parece que, contra las más pura lógica, le hemos cogido gusto a esto de subir cuestas cuanto más calor está haciendo. Deberíamos hacérnoslo mirar.

Este sábado la salida contó con una nutrida asistencia a la que sólo faltaron, Eduardo, con la garganta tocada, y Ramírez, al que le tocaba boda. Nos reunimos a las 7:30 los seis restantes con la idea, ya acordada de antemano, de visitar la Presa de Aulencia, que algunos de los «nuevos» no habían visto. Tras los saludos iniciales y un primer estremecimiento de envidia por la nueva montura de Carlos, nos subimos a las bicis y encaramos nuestra primera subida en la Urbanización Las Lomas para, inmediatamente a continuación, alcanzar nuestras queridas, y ya conocidas, bajadas hacia el Guadarrama atravesando la Finca Romanillos. Desatados, Santonja y servidor nos lanzamos tumba abierta dejando el resto del pelotón un poco rezagado. Al llegar al río Guadarrama, y pasados unos minutos, nos quedamos extrañados porque el resto no acaba de alcanzarnos y decidimos dar la vuelta para descubrir que Carlos ha acabado volando por los aires en su bajada y que, por poco, no acaba estampado cual vil calcomanía contra una encina. Tras comprobar que los daños: algunos raspones y arañazos, una mochila destrozada y el depósito de agua vaciándose por un  pinchazo, no son de importancia seguimos camino hacia Villafranca del Castillo y de ahí a la Ermita de Villanueva del Pardillo.

Otra subida bordeando el pueblo y, tras varios kilómetros de llano entre cultivos con alguna perdiz despistada que huye volando a nuestro paso, dejamos el aeródromo de Villanueva a nuestra izquierda y nos dirigimos hacia la cuesta que une Majadahonda con El Escorial. Un recorrido de unos tres kilómetros de subida sin cuartel en la que, con desarrollos bajos, mucho sufrimiento y un pelotón totalmente desintegrado en el grupo de cabeza con los habituales (más un crecido Carlos que, además de nueva bici, parece que se ha comprado nuevas piernas) corona la cima por grupos. Desde allí, bajamos hasta la Presa donde tomamos la foto de esta historia.

En la vuelta, con parada en la plaza del ayuntamiento de Villanueva y con el ánimo de enseñar nuevas rutas a nuestras recientes incorporaciones, nos animamos y damos un rodeo bordeando el Guadarrama y volviendo por la Urbanización El Bosque. Huyendo de la temida calle Duero, nos decidimos a subir su prima hermana, en dificultad, la calle Guadalquivir para, al borde del colapso, llegar a la calle Miño y vuelta a Boadilla.

Nada nuevo en lo que a rutas se refiere. Paseo duro por la distancia, el calor y la manía que ha cogido mi báscula de empeñarse en fijar la aguja siempre un poco más arriba en lugar de más abajo….hay que fastidiarse.

Vuelta al Paredón

Fecha:    5 de julio de 2014

Subiendo empujando la bici

Subiendo empujando la bici

Meteorología:  Algunas nubes, suave brisa y algo de fresquito para ser julio.

Distancia:  40,95 kms (200 ms empujando la bici, el resto pedaleando).

Media:  14,2 kms/hora (y gracias).

Asistencia: 5 / 8

Ruta:   Subida al Paredón desde Boadilla

Después de casi 10 meses desde el último intento de subida a este puerto de la sierra de Madrid, el pasado fin de semana nos vimos con fuerza, o con la suficiente inconsciencia, para volver a hacer la ruta más dura de las que, por el momento y en grupo, hemos disfrutado o sufrido, según quien lo cuente. Era, además, el bautizo de fuego para un incauto Eduardo, que no sabía a lo que se enfrentaba,  y Tabasco que, a pesar de ya ser uno de los habituales, no conocía aún este paseíto.

Una semana de mentalización, una bajada por la Finca Romanillos hasta el río Guadarrama, un recorrido de lo más agradable por el bulevar principal de Villafranca del Castillo y un paseo por el puente del Retamar después nos volvemos a ver las caras con la subida a El Paredón. Con mucha moral y todas las fuerzas posibles ahorradas, ni hablamos hasta ese momento para no desperdiciar ni un ápice energía, pasamos la barrera que marca el inicio de la subida y empezamos a dar pedaladas.

Los dos primeros repechos se suben holgadamente, nada que ver con los sufrimientos de hace meses, una bajadita dejándonos caer y empezamos con lo realmente duro: primer repecho de subida a molinillo, sacando fuerzas a base de riñonadas, moviendo el manillar como si de un remo se tratase, con la rueda trasera resbalando a cada nuevo impulso, sequedad en la boca y buscando el aire como un pez intentando respirar fuera del agua, corono la primera de las pruebas y, extenuado, me tiro al suelo orgulloso de haber subido hasta allí….lástima que, contra lo que creía, éste no era el repecho mortal sino el siguiente. Cuando me quiero dar cuenta, no me quedan ni fuerzas ni resuello para seguir así que pongo pie a tierra y, adelantado incluso por los jubiletas que pasean su tiempo libre por la montaña, comienzo, otra vez, a empujar mi bici sin dignidad hacia la cumbre. Afortunadamente, para mi muy malogrado ego, no soy el único.

Una vez pasado el dichoso puerto, me vuelvo a subir a la bici y tras unos 50 metros de subida adicionales, un par de curvas «de hospital» por lo empinado de la pendiente, ya descendente gracias a Dios, y lo cerrado del trazado, llegamos a a carretera de la Urbanización Las Cuestas donde Santonja y un servidor nos bajamos a tumba abierta. En menos de 5 minutos nos recorremos los kilómetros que nos separan de Villanueva del Pardillo donde, tras una reparación de la bici de Ramírez que ha sufrido un pinchazo en la bajada, al más puro estilo equipo de mecánicos de Fernando Alonso (no tardamos más de 2 minutos en cambiar cubierta y volver a estar en marcha), nos dirigimos a la Plaza del Ayuntamiento del pueblo. Para nuestra desgracia, debemos reemplazar el pincho de tortilla, con el que soñábamos desde el día anterior por lo temprano de la hora, por cerves o café y tostada al gusto de cada ciclista.

En ese momento, con un toque de crueldad por lo relajado, intercambiamos alguna foto del merecido descanso con San Pío que, en ese momento, debe seguir dando pedaladas para subir a El Escorial y pasando calamidades.

Un poco fríos por el parón, volvemos a nuestras bicis para subir Romanillos. El cansancio hace que, de nuevo, algunos pongamos pie a tierra en las últimas subidas, pero conseguimos volver a casa, reventados, pero dispuestos a repetir más pronto que tarde.

Me marco reto: algún día, subiré este puñetero puerto aunque, desgraciadamente,  todavía no me veo. Como decía aquel anuncio de la Barcelona World Race de 2010: Nuestro rival es fuerte, pero nuestro amor por él lo es aún más. Lo conseguiré.