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La Morcuera

El pelotón tras coronar La Morcuera

El pelotón tras coronar La Morcuera

Fecha: 31 de octubre de 2015

Asistencia: 5

Distancia: 55,37 kms

Ruta: Subida a La Morcuera desde Lozoya

Desnivel: 1186 m

Meteorología: Día de calabobos con niebla que no nos dejó en todo el camino y que se hacía más densa a medida que ascendíamos

Extraña experiencia esta de subir un puerto respetado por los aficionados a la bici de toda la zona. Después de dejarme hasta las últimas reservas de fuerzas, haber conseguido coronar el puerto gracias a la ayuda de un San Pío compasivo que, a pesar de ir sobrado, me hizo de liebre durante los últimos kilómetros de la subida, haber sufrido como pocas veces y haber conseguido que mis pulsaciones, en algunos momentos, superasen las 150 por minuto, en lugar de estar orgulloso de haberlo conseguido, se me queda un poco la cara de tonto cada vez que lo comento con unos y con otros, ya que, el que no lo ha subido una vez, lo ha hecho dos o la tiene entre sus ruta habituales. Una de dos, o estoy rodeado de fantasmas, o después de dos años de ciclismo de fin de semana sigo siendo una piltrafilla de mucho cuidado…..me voy a inclinar por lo segundo.

Dejando un poco de lado las sensaciones posteriores, la realidad es que la ruta no tiene desperdicio. Después de un madrugón digno de admiración y de hacernos más de 70 kilómetros desde nuestra querida Boadilla hasta el pueblo de Lozoya sin amilanarnos por la constante lluvia que nos acompañó todo el camino, el inicio de la ruta no pudo ser más espectacular. Primeros kilómetros bordeando el embalse de Pinilla por un paisaje de fresnos y álamos perdiendo sus hojas que nos llevan hasta Rascafría, donde coincidimos con una marcha organizada que tenía la misma meta que nosotros. Nos vino de perlas: la organización había señalizado estupendamente el camino por lo que no tuvimos duda en ningún desvío.

Desgraciadamente, con el paso por Rascafría empezó lo escarpado de la subida: no sé si el envalentonarme y creerme más en forma de lo que realmente estaba, la creencia, que aún no sé de donde saqué, de que a la siguiente rampa el subir se iba a acabar, el imponerme un ritmo excesivo o la combinación de todo lo anterior hizo que, aunque subiera bien los primeros kilómetros, empezase a sufrir de lo lindo en las conocidas como zetas. Una tras otra, metro tras metro, pedalada a pedalada, mis fuerzas huían junto con mi menguante ánimo. Llegado un momento, dejé de ver a mis compañeros, y no por la niebla, que también, sino porque mi extenuación hacía que hasta algún paisano que se había subido al bosque a coger setas se permitiera algún pique conmigo de lo lento que progresaba. Seguro que no debía tener estos pensamiento pero, por momentos, llegué a alegrarme de que alguno de estos lozanos paisanos llevasen el cesto bien vacío a pesar de lo tarde de la mañana.

Como no hay mal que dure cien años, ni cuesta arriba sin fin, al final, más por vergüenza que por orgullo, llegué a lo más alto del puerto y, tras devorar barritas energéticas de rigor y beber los escasos buches de agua que me quedaban, empecé lo bueno: bajada espectacular sin fin, de esas que hay que ir de pie sobre los pedales y aguantando con fuerza el manillar. Durante casi media hora mantuvimos velocidad de escándalo y, poniendo en riesgo la integridad de más de un componente del pelotón, su bici y algún senderista que se nos cruzaba, nos plantamos en Canencia con una sonrisa que aún hoy nadie ha conseguido borrar.

Desde allí, un poco de sube y baja y llegada a Lozoya a las 13h. No me salvó la campana y la jefa, avisada telefónicamente de la llegada tardía, pero no convenientemente anticipada, ya contaba con cabreo importante por escaqueo el día de Halloween. Un valiente Tabasco demostró no sólo ser un buen ciclista sino un mejor vecino y ayudó a vadear el vendaval. Todo un detalle que se agradece.

Próxima semana, espero que salida prudente para recuperar.

En cualquier caso, esta ruta ocupará, por merecimientos propios, un lugar destacado en la memoria del pelotón con la doble marca de preferida y a repetir…eso sí, con un poco de mejor forma.