Archivo por meses: enero 2016

Árboles singulares y jabalíes

 

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Posando junto al Guadarrama

Fecha: 16 de enero de 2016

Asistencia: Los tres habituales de los paseos tranquilos.

Distancia: 47,42 kilómetros.

Ruta: Boadilla – Villanueva del Pardillo

Meteorología: De lo mejor. Ni una nube y una temperatura de los más suave para las alturas de enero en la que nos encontramos.

Hala, mira qué naturales hemos salido en el Selfie del día. Gracias a la larga experiencia de nuestro experto oficial en esto de hacer fotos con el móvil, cada día nos permitimos poses más osadas. Para que se note que vamos con los avances «tecnológicos», para la próxima salida nos llevamos el palito selfie y esto ya va a ser el acabose.

Yendo a lo que de bitácora ciclista tiene este blog, decir que la ruta fue de lo más improvisada. Aunque ya es tradicional no saber, cuando quedamos, hacia donde nos dirigimos, lo de este sábado fue, quizás, una vuelta de tuerca más en la improvisación se refiere: salimos de nuestro tradicional punto de salida en Viñas Viejas para dirigirnos hacia la Finca Romanillos. Aunque se han traído ovejas desde Ávila, por aquello de que la trashumancia sigue viva, los habituales mastines que las acompañas y protegen no hicieron acto de presencia y no tuvimos que dar el acelerón habitual que nos marcamos en casi todos nuestros encuentros. Se agradece porque a esas horas aún llevamos el desayuno sin digerir y no son buenos los sobresaltos para la digestión.

Atravesamos Villafranca del Castillo y nos dirigimos hacia Villanueva de la Cañada. Tras dejar atrás la ermita de la Virgen del Soto bordeamos el pueblo y enfilamos hacia el aeródromo. Parecía que íbamos a repetir una de nuestras tradicionales visitas al Aulencia, sin embargo, en lugar de subir la cuesta que nos lleva hasta Colmenarejo, nos damos media vuelta: Santonja se nos queja a de la rodilla y no es plan, a pesar de que el chico es bien sufrido y, por no molestar, no dice ni mú, sufrir sin necesidad.

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Alcornoque singular ribera Guadarrama

A partir de ahí, vuelta por la Ermita y, en lugar de subir por Romanillos, bordeamos el Guadarrama, primero en dirección Villanueva de la Cañada y luego de vuelta. Durante el camino se nos cruzan un par de jabalíes, los primeros que vemos en la zona, y descansamos en este alcornoque singular que aparece en la foto a degustar nuestras barritas energéticas. Todo de lo más natural.

Finalizamos la vuelta atravesando la urbanización El Bosque donde hicimos parada para desayunar. De lo más gastro-ciclista que nos ha quedado el tema.

Próxima semana, más.

 

Seguimos con los recorridos urbanos

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En Madrid Río

Fecha: 9 de enero de 2016

Asistencia: Escasa. Sólo tres aguerridos hemos desafiado a la niebla y la lluvia esta mañana.

Distancia: 62,24 kms

Ruta: Boadilla – Madrid Río

Meteorología: De perros. Salvo que frío, lo que se dice fío, poco, del resto de inclemencias meteorológicas no nos ha faltado casi de «ná».

Hoy era uno de esos días para quedarse en casa. Ya el hecho de que toda la noche se había pasado lloviendo, era una señal inequívoca de que quedarse agazapados en la cama, agarrando con fuerza la almohada, era una opción muy, pero que muy, atractiva. Sin embargo, por aquello del pundonor y de que un sábado sin bici ya no es un sábado para muchos de nosotros, le echamos valor al tema y decidimos intentar ruta sencilla.

Como el barro es de lo que más nos asusta, buscamos alguna opción que lo limitase lo más posible, por lo que pusimos proa a Madrid buscando el asfalto pero evitando los coches, difícil combinación que, creo, hemos honrosamente conseguido.

A las 8:30h, cuando quedamos donde siempre, la cosa no podía pintar peor. Una niebla que no dejaba ver a más de 20 metros y una humedad de narices, no eran los mejores augurios en los que poder confiar para un día de bici.  Sin embargo, nos pusimos en marcha. Atravesamos Boadilla y llegamos a los aledaños de la Ciudad Financiera del Santander que bordeamos aprovechando las carreteras que Botín nos hizo en su día para, a continuación, meternos en los caminos de la Venta la Rubia. Aunque todo estaba mojado, el terreno no tenía mucho barrio y nuestras ruedas no iban quedándose clavadas en el suelo como temíamos. De ahí, con llegada al C.C. Tres Aguas por equivocarnos de camino, atravesamos la carretera de Extremadura (A-5) a la altura del Museo del Aire y llegamos a Getafe, atravesando el barrio de la Fortuna, de ahí, a la altura de Cuatro Vientos, atravesamos la M-40 por una pasarela y nos metemos en el barrio de la Peseta. Buscando, y encontrando, el Anillo Verde, llegamos a la Avda. de los Poblados que bajamos hasta el Tanatorio Sur, el 12 de octubre y, por fin, el Parque del Manzanares y Madrid Río para llegar al Lago de la Casa de Campo bordeando el Manzanares.

Subida a Boadilla, en lugar de, por nuestro tradicional camino por Monteprincipe, por Kinépolis donde nos encontramos a dos de nuestros más temibles enemigos, el barro y el viento.

Sin un árbol que nos proteja y un terreno que actuaba de ventosa con nuestras ruedas, nos vamos dejando las últimas fuerzas en cada pedalada más con un Santonja lesionado en la rodilla que hace, por pura cabezonería, una etapa épica aguantándose el dolor hasta llegar de vuelta a casa.

Sobre el mapa, y ya con retrospectiva, el recorrido no parece tener nada de complicado. Es verdad que cuestas no había, pero las condiciones meteorológicas y una lesión han hecho del paseo una ruta difícil.

Para la semana que viene, si no llueve, volvemos al monte.

Dos vueltas a Madrid

Resumen2015Fechas:  31 de diciembre de 2015 y 2 de enero de 2016

Asistencia: Pelotón de 3 en los dos casos

Distancia: 56 kilómetros cada vuelta.

Meteorología: Días de nubes y, por fin, algo de frío

Rutas: Anillo Verde Versión 1 y Versión 2

¿Qué mejor manera de despedir 2015 y dar la bienvenida al 2016 que dando un poco de pedal?. Como la respuesta era clara, conseguí liar a un par de compinches para cada salida y, entre que el parte daba lluvias y el barro echaba para atrás a más de uno, y que siempre tiene su atractivo dar la vuelta a Madrid, no hubo mayor problema en formar los dos pelotones.

A pesar de que el suelo estaba mojado, el hecho de que todo el recorrido estuviera asfaltado nos salvó de acabar embarrados hasta las orejas y, aunque el primer día, nos perdimos y el segundo acortamos para ver Madrid Río, el parque que se construyó sobre la M-30 y que corre paralelo a ambos márgenes del Manzanares, nos salieron unos buenos kilómetros. Nos han venido de miedo para reducir el efecto de los excesos de las fiestas y perder el pánico a encarar la báscula.

Ha sido una buena manera de despedir un año de casi 30.000 kilómetros encima de la bici. No ha estado mal. Ahora toca mejorarlo así que, como propósitos de año nuevo, me he marcado superarlos este 2016 y revertir la tendencia creciente de la báscula. Este año debo acabar con 5 kilitos de menos y ser capaz de mantener el tipo en las cuestas arriba: mi asignatura pendiente.

Feliz Año a todos.